Words

El día que aprenda a como dirigirme sin que la dislexia se note, no quedará ningún vestigio de petroleo en el mar del Golfo de Mexico. Podría prometer grandes discursos, pero el ego me traiciona cada vez que hilo una frase suponiendo una intención cuerda.

No basta con prometerme día a dia una mejora o un progreso en la cátedra, el canal de comunicación a utilizar será siempre único y ambiguo. El receptor nunca comprenderá del todo el mensaje: es mal visto que un hombre hable con sentimientos, sinónimo de debilidad.

Pueden ser tres notas, una melodía o un tema descontextualizado, ruidos incluso . Ahí estarán.

Me robaré la expresión de otros para insultar, adorar o en ultima intancia, ensoñar; porque ya asumí la insulsa realidad.

Con una bandera de lucha , caminaré estoico sin importar que el mensaje no sea comprendido.

Malditas composiciones, me han convertido en un misántropo, y en uno mediocre.

Holes

A: - Está bien, siempre lo supuse . Nunca te creé grandes expectativas.

B: - No ! no es eso, es sólo que ...

A: - Es sólo qué

B: - Que lata, me carga dar explicaciones. Hacerlo ya no tiene sentido...

A: - Esto me hace recordar la frase final de un tema ...

B: - ...aaa no, más lata. Chao

Bad Days

Las grandes esperanzas nunca desaparecen. La vida intrincada no existe en la dimensión de Morfeo. El fin de la vigilia abre una oportunidad para escapar de esa realidad, de ese peso que crece todos los días como una bola de nieve. Wayne Coyne con un mensaje simple y mesiánico: And all your bad days will end ...

Let The Happiness In

Era 1999. En una casona que alguna vez fue un colegio de " prestigio " impartían talleres artísticos. El curso era pequeño, representación audiovisual o algo parecido se llamaba.  Eran cinco los que siempre asistían : Un neonazi, un periodista cesante, Alexis, Samuel, Gerardo y Vicente.
Vicente llegaba todos los sabados en una bicicleta vieja, gastada. Era timido, no inspiraba respeto. Desde el día en que confesó en una clase que la banda sonora de Hair era lo mejor que había escuchado en la vida, nadie lo tomaba en serio, tampoco Marco, el profesor.
El curso terminaba, todos celebrando. Vicente sentado en una jardinera, con la mirada perdida. No había probado nada de lo que había de comer. Marco se le acercó y le entregó algo, un obsequio. Todos repararon en el acto. Era el Secrets Of The Beehive de David Sylvian, grabado en un cassette cromado. Vicente le dió las gracias con una leve sonrisa. Se despidió de todos, tomó su bicicleta. Saliendo del colegio, la bicicleta se desarmó. Recogió todas las piezas y siguió su camino. Nadie rió.

Mistress

Un viernes sin pretensión terminaba, llovía. Las calles inundadas de agua café salpicaban un abrigo digno de una talla repetida.
El sábado muy temprano en la mañana no todo estaba seco. En otra dimensión cantaba el estribillo.